Nueva película española, pero no como las demás.
"Carne de neón" nació hace nueve años a partir de un cortometraje del mismo título dirigido por el propio Cabezas y que ya consiguió bastante éxito, lo que le permitió entrar en contacto con el productor de "Celda 211", Juan Gordon.
La película, según ha explicó su director, "juega varias cartas de una baraja: empieza como una comedia, y el público, que se había reído con esos personajes, empieza a sufrir con ellos en la segunda parte del filme".
Paco Cabezas, que ya dirigió en 2006 "Aparecidos", se confiesa "hijo putativo de Martin Scorsese", una influencia que ya se ve en los títulos de crédito iniciales de "Carne de neón", al estilo de "Malas calles", o en la música.
El director sevillano piensa que bebe de unas fuentes propias de los años 70 que recuperaron Guy Ritchie y Quentin Tarantino; y declara sin tapujos su fanatismo hacia el cine de Sam Peckimpah o Scorsese, directores con los que creció y con los que deseó hacer cine.
Sitúa su película como un cine que está vivo y que te hace moverte en la butaca, un cine que no es habitual en la cinematografía española porque es muy arriesgado.
Cabezas no se ha ahorrado los elogios al trabajo de los actores: "Para mí, no interpretan, son los personajes".
El actor Mario Casas señala que el director "tenía el guión y los personajes muy claros", y que lo único que tenían que hacer los actores era "dejarse llevar por los diálogos y disfrutar".
Mario interpreta a Ricky, un joven criado en la delincuencia y que vive rodeado de una galería de personajes de bajos fondos como prostitutas, proxenetas y drogadictos, y que ante el reencuentro con su madre, que sale de la cárcel con los primeros síntomas de demencia senil, decide regalarle un club de alterne, el Hiroshima.
"El personaje de Ricky es el contrapunto al resto de personajes, que están tan vivos y locos, y por eso él debe mantener la calma en todo momento", declara el actor.
Aunque "Carne de neón" refleja temas de profundidad social como la prostitución ilegal, Cabezas no entiende ese drama social como género, ya que, asegura:
"Yo entiendo el realismo"
Un beso, Laura.
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